Problemas Filosóficos de las Ciencias Modernas
Hoy en día todos los filibusteros expertos en cátedras quieren medirse con el materialismo dialéctico, con el marxismo, no solamente en el terreno político y social, sino también en los demás terrenos que alcanza la actividad humana, entre otros los de las Ciencias Naturales. Esta es una muestra más de la gran vitalidad del marxismo. Uno de sus «críticos» más famosos en la actualidad es Mario Bunge (está considerado como uno de los autores más influyentes en España y Latinoamérica), quien se está convirtiendo nada menos que «en el patriarca de la teoría de la ciencia en lengua castellana»[1]. Bunge , además de querer «actualizar» el materialismo a la luz de «la lógica, la matemática, la ciencia y la tecnología contemporánea», pretende refutar la dialéctica por «confusa», por «estar alejada de la ciencia», por faltarle «precisión, detalle y sistematicidad» y ser «una manera primitiva de pensar».[2]
Que un monista pluralista o realista crítico (como se prefiera) no entienda la dialéctica, no debe extrañarnos (hoy, en Occidente, en el «Mundo Libre», la mayoría de los profesores de universidad no saben nada de dialéctica). Pero, ¿acaso es culpa de la dialéctica que un «realista», materialista vulgar, no la entienda? La culpa, en todo caso, es del realista y de los pontífices de universidad, los «alma mater» de nuestra sociedad. No obstante, en una cosa parecen coincidir todos estos testaferros ideológicos del capital: en rechazar la dialéctica. Ellos dicen que la refutan pero mueve a risa comprobar cómo lo consiguen.
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