Romilly, Jacqueline de. - Los fundamentos de la democracia [ocr] [1977]

 Una de las mejores formas de verse libre de la democracia, consiste en abusar de ella con calculado cinismo, para que acabe destruyéndose a sí misma en medio de la licencia y el desordenJ. D'ORMESSON, Le Fígaro, 6 febrero 1975.

De las tres principales formas de regímenes políticos que distinguían los antiguos, la democracia es la única cuyo nombre no designa a un soberano investido de una función suprema: la monarquía atribuye esa función a uno solo, la oligarquía la atribuye a un reducido grupo; cuando se inventó la palabra «democracia», diversas razones hicieron desechar la palabra demarquía. Debrünner, en un estudio que le dedica a ese término, indica dos: una de ellas era que ya existían los «demarcas» que ejercían sus magistraturas en las subdivisiones del Ática llamadas «demos», y la otra que la democracia se caracteriza por una soberanía de principio —la del pueblo— más que por el ejercicio de una función particular. En el sentido estricto del término, el régimen democrático, opuesto a la monarquía y a la oligarquía, es una especie de anarquía. Todos ejercen la soberanía —es decir, nadie lo hace—. O, mejor dicho, la soberanía está encarnada en la ley; y la menor desobediencia a las leyes abre la puerta a la anarquía.









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